Las diez huellas de Santa Teresa de Jesús en Sevilla (II)
En Sevilla existe un importante legado de la Santa de Ávila.
Esta es la segunda parte de la ruta por las diez huellas de Santa Teresa de Jesús en la capital hispalense.
6) La institución Teresiana
Las enseñanzas de Teresa de Jesús marcaron a la Iglesia Católica hasta el punto de ser proclamada como una de sus «Doctoras». A nivel particular, hubo iniciativas inspiradas en su figura, como la que puso en marcha elBeato Pedro Poveda.
Se trata de la Institución Teresiana, una asociación religiosa centrada en la labor educativa, que surge en 1911 enOviedo y que en la actualidad está presente en una treintena de países de todo el mundo.
En Sevilla, la entidad abrió un primer centro en 1925, en la calle Santa Ana, destinado a universitarias y opositoras a maestra. Era la llamada «Academia Normalista», en contraposición a la «Escuela Activa», que abrió en 1932 para la Enseñanza Primaria.
Hablamos del actual Colegio Itálica, en la calle Arguijo. Pero no siempre se llamó así. Ni siempre estuvo allí. De hecho se fundó en la calle Castelar y pasó por Santa Ana, Dormitorio y Santa Ángela de la Cruz. En Arguijo estuvo en 1937, pero no se convertiría en residencia definitiva hasta los años 90.
Aunque Santa Teresa tuvo opiniones encontradas sobre Sevilla, el Beato Poveda siempre declaró una «predilección especial, porque desde el invierno de 1912 deseaba intentar allí una fundación de una obra cultural».
7) El Legado «tangible»
Además de sus místicas enseñanzas, Sevilla ostenta una «herencia» física relativa a Santa Teresa. Por ejemplo, en el actual convento de San José, existen reliquias de la religiosa que se exponen en la visita de los fieles. Del mismo modo, hay parte de su profusa obra, concretamente el manuscrito original de «Las moradas».
Entre los muros, o mejor dicho, vitrinas, de la sacristía exterior también se conserva el único retrato realizado a Teresa de Jesús en vida. Fue ejecutado por Fray Luis de las Miserias, cuando ella contaba con 61 años de edad.
Aunque hoy esté considerado como una pieza de gran valor, la abulense no gustó del resultado, a juzgar por las que, cuentan, fueron sus palabras: «Dios te perdone, Fray Juan, que ya que me pintaste, podías haberme sacado menos fea y legañosa».
En la capilla del Palacio Arzobispal de Sevilla existe un lienzo que representa el Éxtasis de Santa Teresa, obra de Mattia Preti que será restaurado ex profeso para el Año Jubilar.
La obra pictórica se completa en el Museo de Bellas Artes, con un retrato de José de Ribera en 1630 donado por Juan de la Cámara y Urzáiz. Se encuentra en la Sala IX, en la zona alta del complejo.
En el apartado escultórico también hay obras interesantes. En el propio convento de San José hay un retablo deJosé Maestre dedicado a la Santa Andariega, que data de 1732.
8) El Santo Ángel y la Archicofradía
Paralelamente a la labor fundacional de Teresa de Ávila, la orden Carmelita Descalza tuvo presencia en Sevilla en su rama masculina. Nos referimos al desaparecido convento de Los Remedios, de 1573, situado en los alrededores de lo que hoy es la plaza de Cuba.
Por la carencia de comunicaciones entre ambas márgenes del Guadalquivir, tan sólo el Puente de Barcas, la Orden decide adquirir en 1587 un espacio en el solar del antiguo Hospital de la Santa Cruz en Jerusalén, de la actual calle Rioja.
Allí se funda el convento del Santo Ángel, que como tantos otros cenobios, sufrió la invasión francesa y la desamortización eclesiástica de 1835. A finales del siglo XIX, regresan los frailes, al entregarse el inmueble, mermado, a varios sacerdotes, entre ellos el Padre Pablo de Santa Teresa.
En el altar mayor se venera una imagen de la Virgen del Carmen, que precisamente será coronada canónicamente como parte de este Año Jubilar Teresiano, y en una de las capillas laterales se encuentra otra talla de la misma advocación, la que cada año procesiona en el mes de julio.
La peculiaridad viene porque en el cortejo también figura un paso con Santa Teresa en pleno Misterio de la Transverberación, acompañada del ángel que le lanza la flecha al corazón y la paloma que simboliza el Espíritu Santo.
Son obra de Francisco Romero Zafra, y fueron bendecidos el 13 de mayo de 2007. Como curiosidad, la efigie de la religiosa luce un hábito de estameña que donaron las propias monjas del barrio de Santa Cruz, a la usanza de la santa.
Es éste el culto más visible de la Archicofradía de Ntra. Sra. del Carmen, Milagroso Niño Jesús de Praga, Esclavitud del Señor San José y Santa Teresa de Jesús.
09) El nomenclátor
La llegada de de las religiosas al actual convento supuso el cambio de rotulación de la calle donde se encuentra, que pasó a llamarse de Santa Teresa, tras haber sido conocida como del Buen Dios y de Pedro de Morga(anterior propietario del edificio).
No obstante, las huellas de Teresa de Jesús se encuentran más allá del Casco Antiguo. En el distrito Cerro-Amatese halla la plaza que lleva su nombre, rotulada en 1983 a petición de los propios vecinos del barrio, una zona muy teresiana a juzgar por su nomenclátor.
Los ejemplos los vemos en las calles Alonso de Cepeda y Beatriz de Ahumada, padres de la santa; San Juan de la Cruz; Luisa de la Cerda, aristócrata amiga; Las Moradas, una de sus obras; Alba de Tormes, su lugar de nacimiento; y Medina del Campo o Pastrana, localidades con convento teresiano.
Por otra parte, los vecinos de La Palmera conocerán de primera mano la calle Sor Gregoria de Santa Teresa, situada entre Chaves Rey y Páez de Rivera. La vía, dedicada a la religiosa carmelita Gregoria Francisca de Parra y Queinoghe, fue rotulada en 1955 como homenaje por sus serviciales actos con la Sevilla del siglo XVIII, y sobre todo, por su contribución a la poesía mística de la época.
10) Santa Ángela de la Cruz
A modo de cierre y anécdota, Santa Ángela de la Cruz pudo ser carmelita. Criada en una familia muy relacionada con la vida monacal, y muy influenciada por el sacerdote canario José Torres Padilla desde los 16 años, tuvo clara su vocación religiosa desde bien joven.
Así, a los 19 años, Santa Ángela quiso seguir los pasos de Teresa de Jesús, atraída por su figura austera y los preceptos de su reforma, y se dirigió al convento de San José para solicitar admisión como lega, es decir, para ocuparse de los trabajos caseros de la comunidad.
Sin embargo, las carmelitas le negaron la posibilidad por su complexión menuda, alegando la dureza de las labores en el convento. Su falta de formación tampoco le permitía ser monja de coro.
De esta forma pasó a ingresar en las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, aunque por poco tiempo. Indirectamente siguió los pasos de Santa Teresa, pues terminó fundando su propia congregación en 1875. Ambas son hoy referencias espirituales de austeridad y servicio al prójimo.
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